La seguridad la construimos entre todos. Estas son algunas recomendaciones de seguridad preventiva:
- No subamos con elementos de valor como celulares, cámaras, relojes, joyas y ipods.
- Visitemos los senderos en los horarios en que hay acompañamiento de la Policía.
- No nos salgamos de los senderos en que hay acompañamiento de la policía.

miércoles, marzo 04, 2015

DEPREDANDO LOS CERROS ORIENTALES

Por Octavio Pineda, periodista y escritor mexicano.

Una de las primeras cosas que asombran a cualquier forastero que llega a Bogotá por primera vez es el verde y bello telón de fondo de los Cerros Orientales.

No muchas ciudades en el mundo cuentan con similar paisaje natural. Sin embargo, como está ahí todo el tiempo, los bogotanos parecen haberse acostumbrado a este patrimonio paisajístico y ambiental, pues en años recientes estas bellas montañas han sido depredadas por nuevos edificios y voraces constructores ante la apatía de los ciudadanos y la negligencia de las autoridades.

Hay muchos ejemplos, algunos más notorios que otros. Uno de los casos más tristes se levanta entre las calles 121 y 124, en Usaquén, donde un complejo de suntuosos edificios como es “Cerros de los Alpes” está literalmente devorando los Cerros Orientales en esa parte de la ciudad.

Si uno pregunta por el precio de un apartamento ahí, ronda al menos los 2 mil millones de pesos, lo que da una idea de las inversiones y ganancias en juego. Y si uno pregunta al vendedor si estos edificios son legales, ya que están muy arriba en la montaña, sonará molesto al otro lado del teléfono.

Otros ejemplos de este tipo de complejos de edificios depredadores de montaña están en las calles 140, 134, 64 o 53, sólo por mencionar algunos de los más notorios.

Pero lo peor es que cuando uno pregunta a las autoridades si esto es legal, parecen encogerse de hombros y reconocen que no hay mucho que hacer contra la voracidad de los constructores debido a laxas regulaciones y vacíos jurídicos, sin mencionar las cantidades de dinero en juego.

Por ejemplo, como parte de los vacíos jurídicos creados por la suspensión del Plan de Ordenamiento Territorial (POT) del distrito en cuanto a la altura de los edificios pegados a los Cerros, las regulaciones vigentes son, paradójicamente, mucho más flexibles para la construcción en áreas vírgenes que en predios urbanizados.

Otra paradoja en cuanto a la negligencia de las autoridades nacionales y distritales es que muchas áreas que deberían ser consideras reservas forestales, como la referida en Usaquén, no están clasificadas así.

Vale la pena anotar que recientemente un fallo de segunda instancia sustrajo 973 hectáreas de la reserva forestal protectora Bosque Oriental de Bogotá para fines de regularización de predios, en lugar de prohibir drásticamente construir cerca de los Cerros o ampliar la reserva forestal.

El tráfico de influencias y la corrupción son otras razones detrás de la proliferación de este tipo de construcciones, como reconocen algunos expertos.

Ante esta, por ahora, tristemente irrestricta proliferación de construcciones depredadoras de montañas, una primera solución sería un decreto de ley que fije impuestos muy elevados a quienes construyan o habiten estas construcciones. Entre más alto y más cercano a la montaña sea un edificio, más impuestos deben pagarse, lo que a la larga puede inhibir la construcción y habitación de este tipo de construcciones.

Pero una solución más inmediata y al alcance de cada bogotano es la conciencia ciudadana y la sanción social, de las que a su vez los medios de comunicación deben hacer eco. Quienes construyan y habiten complejos residenciales lujosos que depreden los Cerros, antes que sentirse privilegiados, deberían sentir vergüenza, no sólo por destruir un patrimonio paisajístico y ambiental de la ciudad, sino por comprometer el futuro de generaciones venideras.

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