Estos son los seis puntos clave de la
batalla entre constructores y ambientalistas para definir el futuro de este
espacio natural.
Bogotá podrá ser sucia, caótica e insegura, pero la capital colombiana tiene algo que despierta la envidia de cualquier otra ciudad: sus cerros. A lo largo de 35 kilómetros y sobre 15.000 hectáreas se levanta un verdadero tesoro natural, hogar de colibríes multicolores, orquídeas salvajes, cuna de quebradas y ríos. Una reserva que ha sido colonizada por canteras, chircales, universidades y viviendas de todos los estratos.
En los últimos meses, los cerros quedaron en medio de una aguda polémica para definir su futuro: hay quienes los ven como un espacio legítimo para construir y otros que rechazan cualquier intervención. Mientras que Camacol, el gremio nacional de los constructores, pidió que “se respeten los derechos adquiridos con las licencias concedidas” en el área, el alcalde Gustavo Petro advirtió que “en la reserva de los Cerros Orientales no se pone un ladrillo más”. La pelea es a la vez política, técnica, financiera y ecológica. Aquí están las razones de la discusión.
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Bogotá podrá ser sucia, caótica e insegura, pero la capital colombiana tiene algo que despierta la envidia de cualquier otra ciudad: sus cerros. A lo largo de 35 kilómetros y sobre 15.000 hectáreas se levanta un verdadero tesoro natural, hogar de colibríes multicolores, orquídeas salvajes, cuna de quebradas y ríos. Una reserva que ha sido colonizada por canteras, chircales, universidades y viviendas de todos los estratos.
En los últimos meses, los cerros quedaron en medio de una aguda polémica para definir su futuro: hay quienes los ven como un espacio legítimo para construir y otros que rechazan cualquier intervención. Mientras que Camacol, el gremio nacional de los constructores, pidió que “se respeten los derechos adquiridos con las licencias concedidas” en el área, el alcalde Gustavo Petro advirtió que “en la reserva de los Cerros Orientales no se pone un ladrillo más”. La pelea es a la vez política, técnica, financiera y ecológica. Aquí están las razones de la discusión.
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