La seguridad la construimos entre todos. Estas son algunas recomendaciones de seguridad preventiva:
- No subamos con elementos de valor como celulares, cámaras, relojes, joyas y ipods.
- Visitemos los senderos en los horarios en que hay acompañamiento de la Policía.
- No nos salgamos de los senderos en que hay acompañamiento de la policía.

sábado, febrero 28, 2015

POR QUÉ DEFENDER LOS CERROS ORIENTALES DE BOGOTÁ? – POSICIÓN DE AMIGOS DE LA MONTAÑA


Según la Organización Mundial de la Salud OMS y el Departamento Administrativo de la Defensoría del Espacio Público DADEP, actualmente Bogotá cuenta con la cuarta parte del espacio público verde que cualquier centro urbano necesitaría para garantizar una aceptable calidad de vida de sus habitantes. Y la forma de suplir esta carencia la tenemos a la mano, en nuestros Cerros Orientales.

Los Cerros Orientales son el principal patrimonio de Bogotá, patrimonio que es de todos. Protegerlos significa cuidar la salud física, mental y emocional de todos sus habitantes y de las futuras generaciones. Al protegerlos defendemos el derecho que todos tenemos al paisaje y a la contemplación de lo bello.

Construir urbanizaciones en los Cerros Orientales es destruir el principal elemento de identidad de Bogotá y de los bogotanos, es invadir el más importante y más hermoso espacio natural de integración ciudadana que tiene Bogotá, es destruir el mejor instrumento de que dispone la ciudad para hacer de sus niños y jóvenes mejores seres humanos, aprendiendo a sentirse parte de la naturaleza.

Construir urbanizaciones en los Cerros Orientales es destruir el más tranquilo oasis de paz, de recreación, de agua, de biodiversidad y de aire puro de que dispone Bogotá. Es destruir uno de los lugares que hace de sus habitantes más productivos, libres y felices. Es amputar el paisaje, es destruir el pulmón de la ciudad, es destruir la principal herramienta con que cuenta Bogotá para adaptarse al cambio climático, es poner en riesgo su viabilidad.

Construir urbanizaciones en los Cerros Orientales es destruir uno de los espacios más valiosos con que cuenta Bogotá para construir ciudadanía y construir comunidad desde el cuidado de lo público. Es sacrificar el interés general invadiendo la mejor posibilidad de espacio público verde que urgentemente necesitamos ocho millones de bogotanos.

Bogotá no tiene Cerros. Los Cerros tienen a Bogotá. Son ellos los que nos abrazan y nos cuidan. Destruirlos es destruirnos a nosotros mismos.


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