“En el caso de Megaterra y Monte Rosales el
barrio invasivo de antaño y la cantera ilegal se han gentrificado para
convertirse en barrio de invasión de lujo, tan lujoso que hasta se permiten
lavar culpas con filantropía y le “donan” al Distrito una parte del terreno
para ver si rezando empatan. El quiebre que antes unos le hicieron a la ley es
el mismo quiebre que ahora otros invocan para la autoperpetuación de un torcido
en el derecho. La única diferencia es que los invasores de hoy son “gente
bien”, con un gran capital, mientras los de antaño fueron “gente mal”, con más
recursividad que recursos. Cuando la “gente mal” delinque está mal, pero si a
la “gente bien” le va bien haciendo un buen negocio con lo que está mal, todo
bien, y el resto en la mala: sin vista, aire, agua o tierra....”
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